El conflicto es una situación, un proceso interactivo que ocurre en un contexto determinado cuando entre dos o más partes existe oposición de intereses (tangibles), necesidades y/o valores no satisfechos, cuando sus opiniones, puntos de vista, perspectivas o valores coliden de forma irreconciliable y/o cuando la satisfacción de las necesidades de una de las partes impide la satisfacción de las de la otra.
Se trata de una condición humana, propia de nuestra naturaleza, es decir, inherente al hombre y a su capacidad de socialización. En este sentido, podemos afirmar que por tratarse de un aspecto orgánico, es en primer término inevitable y en segundo término, su acaecimiento puede tener connotaciones positivas y negativas.
Desde la perspectiva de lo positivo, el conflicto moviliza al ser ya que desencadena la necesidad de implementar cambios, obliga a ejercer el justo reclamo de nuestros derechos y coadyuva en el proceso de crecimiento personal.
Ahora bien, desde el punto de vista de lo negativo, produce desgaste, irritación, interrumpe nuestra capacidad de razonamiento objetivo, afecta nuestras relaciones y en el peor de los casos puede desembocar en acciones violentas.
El conflicto y la violencia
La violencia alude a todo aquello que pudiera producir un mal o perjudicarlo a uno mismo, a otro o al entorno social o natural; además de causar un mal físico, el engaño, la injusticia social y la violencia psicológica o estructural.
La violencia es un concepto asociado directamente al conflicto, es su último estado posible. En otras palabras, toda disputa o divergencia de opiniones o criterios supone la existencia de un conflicto, de allí que inferimos que puede haber conflicto sin violencia, más no es posible que exista violencia sin conflicto.
Las formas de conflicto
El conflicto puede manifestarse:
- Internamente: Cuando nuestras vivencias son contrarias a nuestros valores o principios.
- Externamente: Ante la amenaza de nuestros derechos, valores e intereses, individuales o colectivos.
Clasificación de los conflictos
Los conflictos se pueden clasificar según el nivel en el que se desarrollan:
- Micro: interpersonales e intergrupales o
- Macro: entre grupos definidos dentro de un estado o entre estados, donde las consecuencias de los enfrentamientos afectan a un gran sector de la población.
A la par de lo comentado, existen dos situaciones especiales que comúnmente suelen ser confundidas con los conflictos reales:
- El pseudoconflicto o conflicto innecesario: es una situación en la cual no existe un problema, aunque una de las partes intervinientes así lo considere. Ocurre normalmente en casos en los cuales hay problemas de comunicación, malos entendidos o algún tipo de desconfianza. Puede ser manifestado de manera agresiva.
- El conflicto latente: en este, existe un problema relativo a contraposición de intereses, valores o necesidades insatisfechas, sin embargo, las partes o al menos una de ellas no lo ha percibido o reconocido.
La resolución de los conflictos
Una de las herramientas más poderosas en materia de resolución de conflictos es la comunicación eficaz.
La conducta asertiva mejora los canales de comunicación entre las partes, abriendo la posibilidad de llegar a pactos, acuerdos o transacciones y de negociar los términos en los cuales estarían dispuestos a ceder en pro de la reconciliación de sus opiniones y en función de los aspectos que generaron el conflicto.
Una vez que se intenta el agotamiento de la vía conciliatoria sin que se haya logrado el resultado esperado y permanezca la situación de conflicto, es conveniente recurrir a la vía extrajudicial como intento pacífico de resolución, en manos ahora de un tercero que funja como árbitro o mediador.
La Conflictología es el compendio de conocimientos y habilidades para comprender e intervenir en la resolución pacífica y no violenta de los conflictos sociales.
La mediación, también llamada facilitación, conciliación y/o pacificación es la acción de intervenir en la solución de conflictos mediante la aplicación de los conocimientos y habilidades adquiridos en el estudio y ejercicio de la conflictología.
Por último, el profesional capacitado para intervenir en calidad de árbitro, mediador o facilitador en la solución de conflictos desde la no violencia es el Conflictólogo.
El análisis del conflicto tiene por objeto conocer e identificar las causas que lo originan, los factores que intervienen en su desarrollo y las acciones a tomar en materia de su resolución. Dado que en la mayoría de ocasiones es difícil evitar ser parte de un conflicto, afrontarlo de manera consciente, alimentando los canales de comunicación, sin renunciar al ejercicio de nuestros derechos y pudiendo distinguir el momento en el cual se debe recurrir a la intervención de la figura de un mediador, podremos evitar acciones violentas que atenten contra nuestra integridad física, mental, social y material,
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